15/1/09

Texto

El futuro llega con retraso. Pensó. Miró el reloj dos veces seguidas. Nunca se quedaba con la hora que era a la primera. Empezaba a tener hambre, y eso que sólo eran las doce y veinte. Se miró los zapatos detenidamente. Si alguién atendiese sólo a sus zapatos pensaría que era una persona poco aseada. Estaba rodeado de gente que no conocía. A lo largo de los años había acumulado una cantidad ingente de tics y manías para parecer siempre ocupado en estas situaciones. Miraba la hora, miraba si había algún mensaje en el móvil, se colocaba el nudo de la corbata, se rascaba el cuello con delicadeza, giraba el falso anillo de casado con el dedo pulgar y el índice de la mano opuesta e incluso se quedaba ensimismado jugueteándo con una extraña acumulación de grasa perenne que tenía en el cuello. Lipoma, vocalizó en alto, mientras repasaba su tacto blando.

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