11/11/08

Hace cinco años...

Tal día cómo hoy, un 11 de Noviembre de 2003, mientras estaba en clase de Psicología Anormal mi móvil empezó a vibrar desesperadamente, nunca he entendido a la gente que insiste obsesivamente, a partir de la segunda llamada es obvio que no pueden contestar, así que cuando salí de clase y ví que las llamadas eran de mi tío, imaginé que sería algo relacionado con el trabajo, alguna cagada habría cometido o no encontraba algo para un cliente, y le llamé y antes de que pudiera decir nada me dijo "Deja todo lo que estes haciendo y ven para casa de tu abuela", lo recuerdo perfectamente porque a través de esas palabras me dijo perfectamente lo que había ocurrido. Los últimos años de su vida prácticamente para mi abuelo era un desconocido, las visitas eran muy incómodas, notar como aquella persona, ejemplo de seriedad y cariño, te miraba cómo si no te hubiera visto en su vida, verle tan desválido, tan ausente, siempre sentado en aquel sillón mirando la pared, era muy duro. Aquella mañana el camino se me hizo muy largo, sentado en aquel autobus A, completamente vacío, el metro, y aquellas escaleras de conglomerado de piedras que conducían a la casa de mis abuelos.
La muerte es un proceso horrible, aunque igual le tengo tanto respeto y miedo últimamente porque mi mente no está preparada para asumir algo así, quizás con el paso del tiempo la madurez del cerebro y del cuerpo te conduce a otro planteamiento más filosófico sobre la muerte y lo aceptas o incluso lo recibes con los brazos abiertos. El tiempo dirá. Aquella noche le escribí unos versos y hoy quería rendirle un pequeño tributo a su memoria.

Puede que un abrazo en la oscuridad sea todo lo que necesito
Y puede que un punto no sea más que la visión frontal de una bala
Como en piedra se queda en la carne el último lamento
Las facciones desnudan el miedo
Los pasillos se aprietan contra las pisadas
Y no se a donde mirar para congelarme
Tiembla la vejez en dos ojos rojos
Y dos suaves lágrimas corren libres hasta el fin de mi cara
Donde puse aquel recuerdo para que me alcance de nuevo
Que triste es la tristeza a cualquier hora y más en ésta
Cerrando el puño con el alma de mi abuelo
Y abrirlo, y verlo flotar hasta el cielo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se perfectamente lo que se siente