19/2/09

Tienda


Hoy he ido a visitar a mi abuela, la verdad es que no voy mucho y se que me arrepentiré, pero es que la comunicación es imposible casi, a pesar de tener un problema de audición que te hace hablar tan alto que resulta insostenible cualquier conversación, ella se niega a ponerse el aparato de los oidos, y así que las conversaciones son más o menos así:

- ¿Que tal la tienda?

- Bueno, un poco más flojo últimamente

- ¿Cómo?, no te oigo.

- UN POCO MÁS FLOJO abuela MENOS VENTAS

- Perdona, no se lo que me dices

- FLOJO ABUELA, NO HAY MUCHA GENTE

- ¿gente?

- VA BIEN ABUELA, va bien.

Pero casi lo peor es que cuando me pide que le cuente algo, mi mundo se detiene, y lo único que se viene a mi mente es la tienda, no tengo muchas más cosas que contar...nada más que contar...en esos momento siento que llevo una vida tan plana!...pero que le cuentas, la última película que seguro que no ha visto, el último libro, lo que quiero hacer, las cosas que me preocupan...me siento cómplice de su deterioro porque no hago el esfuerzo de que su cerebro se active contándole cosas, teniendo paciencia hasta que las entienda, o al menos hasta que las oiga...pero hablar a voces es realmente costoso la verdad. Los diálogos se convierten en gritar una frase o una palabra que agrupe un gran concepto de manera que te ahorres el resto de la conversación. Es triste presenciar así el aislamiento y participar de ello. Me encantaba escuchar sus historias sobre la guerra civil de pequeño, las penurias, los obuses volando por el cielo de Madrid. Mi abuelo siempre estaba contando batallitas y solía repetirlas, por eso cuando se arrancaba mi abuela con alguna anécdota había que aprovechar y escucharlas bien porque intuías que era tu única oportunidad. Me acabo de leer Los Girasoles Ciegos y cada página me ha hecho recordarlo, y he sido incapaz de decirselo.

3 comentarios:

C. dijo...

En realidad las palabras a veces separan más que unen...

Anónimo dijo...

Y ahí tenemos un alegato que apoya la sinceridad...

Unknown dijo...

Si no puedes decírselo, grítaselo. Y no lo digo como gracias...