cierto, y aún así es complicadísimo darte cuenta de al menos tres de los indicadores y prestar atención a lo que dice al mismo tiempo...solo para camaleones casi
«¿Y ahora?», se preguntó Gregorio, y miró a su alrededor en la oscuridad.
Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno.
–Pues bien; la verdad es, querido Augusto -le dije con la más dulce de mis voces-, que no puedes matarte porque no estás vivo, y que no estás vivo, ni tampoco muerto, porque no existes... –¿Cómo que no existo? exclamó.
3 comentarios:
Un artículo interesante... lo que pasa es que puede que te haga un pelín paranoico el fijarte tanto en los gestos de los demás...
Carpe Diem
cierto, y aún así es complicadísimo darte cuenta de al menos tres de los indicadores y prestar atención a lo que dice al mismo tiempo...solo para camaleones casi
Jajajajaja, ¡me flipan estos temas también! :)
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