13/11/09

Sobre lo innecesario de lo necesario





Everybody Hurts cantaba Rem y tenían razón, pero se les olvido que antes que hacer daño, lo que hace todo el everybody es mentir, no es la primera vez que reflexiono sobre el tema, pero al leer este artículo se me han revuelto las tripas de nuevo, y yo no es que sea un gurú de la sinceridad, pero procuro no mentir, y el verbo procurar es el verbo perfecto en este caso porque a veces por mucho que no quieras no te queda más remedio. Sobre todo, intento mantener esta línea de conducta con la gente que quiero, porque a sus ojos, quizás sea por orgullo o miedo, me parecería terrible que pensaran que soy un mentiroso, no lo soportaría. En mi vida reciente, dentro de esta vida, (no cuando fui perro pastor u hoja de encina por ejemplo) me ha pasado justo al contrario. Me han mentido con un descaro propio de una persona extraña, y al no ver signos evidentes de vergüenza ni el menor sonrojamiento por inventarse una realidad paralela me han demostrado la clase de personas que son o lo poco que en realidad les he importado. Hay mentiras que saltan como un resorte y otras que se corresponden a una perfecta planificación, estas última requieren una gran estrategia de elaboración y sobre todo de cierta dosis de actuación para mantener una conversación cargada de detalles sobre algo que nunca ocurrió. La más absoluta repugnancia me agita el estómago cuando encima la mentira es innecesaria, aunque me siga dando asco, entiendo que se mienta tras haber robado, pero que se mienta cuando ni siquiera has preguntado nada, que te roben tu tiempo para contarte mentiras me parece tan sumamente desagradable...y quienes defienden tales mentiras hacen un ejercicio de hipocresía desmedido a mi juicio, sin toga ni martillo eso si.

2 comentarios:

Aníbal dijo...

Los mayores mentirosos en realidad a quien se engañan es a sí mismos.

http://en.wikipedia.org/wiki/Jean-Claude_Romand

Unknown dijo...

Comentario lingüístico y filológico: la única propiedad del lenguaje humano que no posee (en menor medida, por supuesto) el lenguaje animal es la prevaricación.