Uno de agosto, sábado, calle desierta, calle cortada por obras, aceras deshechas, tripas de tierra y piedras, silencio, aburrimiento, tedio, teclas, un dedo torcido, sueño...
1 comentario:
Mónica
dijo...
Pero también una mariscada con los colegas, unos cuantos Pros y alguna birra, tal vez un poco de mudanza... Domingo de pisci y paella y una casa nueva ;) no está mal aunque el sábado comience tedioso :)
«¿Y ahora?», se preguntó Gregorio, y miró a su alrededor en la oscuridad.
Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno.
–Pues bien; la verdad es, querido Augusto -le dije con la más dulce de mis voces-, que no puedes matarte porque no estás vivo, y que no estás vivo, ni tampoco muerto, porque no existes... –¿Cómo que no existo? exclamó.
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Pero también una mariscada con los colegas, unos cuantos Pros y alguna birra, tal vez un poco de mudanza... Domingo de pisci y paella y una casa nueva ;) no está mal aunque el sábado comience tedioso :)
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