9/3/12

Crab

Bla bla bla y bum, portazo. Lo de siempre. Klark soltó un resoplido que desplazó algunos enseres de la cocina lo suficiente como para que pudiese oír al otro lado de la puerta del bañó con su super oído las quejas de Lois "Lo de siempre coño, a ver si tiene un poco de cuidado, solo le pido eso, un poco de ...". Cui-da-di-to masculló Klark desde la cocina resignado a no poder manifestar la rabia que tenía dentro. En otro tiempo se habría ido volando de casa, a dar mi vueltas a la Tierra para enmendar el error que había provocado la discusión pero un buen día recibió una denuncia formal del gremio de reposteros y amas de casas ya que con tanto ir y venir en el tiempo los bizcochos no acababan de subir nunca. 

Los domingos eran el peor día de la semana, siempre discutían, tanta tensión acumulada de la semana, tantos supervillanos, tantos reportajes, tanto tiempo sin verse, la casa manga por hombro, y los comentarios de siempre de Lois, que si me haces daño con tu super fuerza, que no es que seas super cariñoso es que eres mega plasta,  que si por qué no te encargas tú de limpiar, barrer, planchar, cocinar, fregar etc etc con tu super velocidad, que por qué lo haces todo tan super rápido y tan super mal y el consiguiente ¿Es que tengo que hacerlo yo? ¿De verdad tengo que hacerlo yo? que por qué no te bajas al super y compras pañales y esto y lo otro, que si no quiere ir a comer a casa de la super abuela que habéis quedado con sus padres, que si te crees muy super en todo... 

"Canta" oyó decir a Lois al otro lado del baño, así que Klark para no oír las evacuaciones intestinales de su mujer empezó a entonar una de sus canciones favoritas, Everybody Hurts. Ya solo le quedaba tender antes de la segunda estrofa cuando se quedó pensativo mirando unas braguitas de Lois. Aquellas braguitas hacía mucho tiempo que no las veía, estaban bastante viejas, con la goma floja, algún que otro pequeño agujero en la tela y con el interior lleno de pelotillas. Era las que se ponía en sus primeras citas, cuando todo eran besos eternos y sexo apasionado. Y ahora era las que se ponía para correr muy de vez en cuando. Su relación había sufrido el mismo desgaste que esas bragas, la pregunta era por qué no las tiraba, por qué no le dejaba si ya habían perdido la pasión y parecía que le molestaba en todo lo que hacía. Klark se llevo esas bragas a la nariz e inspiró, con su super olfato reconoció desde el olor de la entrepierna hasta el de la campanilla de Lois y todos los sentimientos de aquellas primeras citas volvieron a recorrer sus venas, sentía como si un alud de amor y optimismo le inundase hasta que oyó decir a Lois "¿Pero que coño estás haciendo? ¿Has acabado ya de hacerlo todo?". 

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