31/10/11

Marcha fúnebre.

Ves arte en mis labios
como yo veo el cielo de la guerra en los tuyos
son tus ojos dos monedas suficientes
para comprar paz en el corazón del reo
y en todo lo que pienso es en la superficie inacabada de tu piel
el espacio para todas mis huellas.

25/10/11

Texto Hall

Lo sabré cuando la vea. Con ese pensamiento se levantó de su silla de despacho dándose un pequeño impulso, de tal manera que la silla desgastó un poquito más la pared contra la que chocaba constantemente. Se subió al ascensor que casualmente bajaba. A su lado una secretaria de recepción le puso brevemente cachondo. Un amago de erección a partir del sexto piso provocada por la imagen de ella levantándose aquella mini falda y poniéndole su jugoso culo a su entera disposición. Al llegar al bajo se rompió la escena y salió andando tranquilamente. Lo sabré cuando la vea se repetía. Normalmente se masturbaba a conciencia antes de una cita como la que iba a tener, donde si no hablaba mucho y se limitaba a escuchar tenía muchas posibilidades de acabar follando. Llegó al cine, no había mucha gente, pero decidió esperar antes de comprar las entradas. Al poco tiempo se le acercó una mujer. Los rasgos de su cara no eran del todo feos, a excepción de la nariz, que resplandecía en tonos rojos por sonarse con pañuelos baratos. - No me encuentro muy bien, pero si quieres nos tomamos algo en mi casa en vez de ir al cine. Lo que venía a decir para él:  hoy me follas, respondiendo a la inquietud que le había acompañado todo el día. El cuerpo no era precisamente de capricho. Caderas anchas, pechos pequeños y una oreja élfica remataba un cráneo singularmente desproporcionado con la anchura de su espalda. Al menos tenía conversación y de vez en cuando le clavaba la mirada en el paquete. Al llegar a su casa la cogió por la cintura por detrás besándola el cuello mientas con la mano derecha le acariciaba un pecho sobre la ropa. A los pocos segundos ella se logró dar la vuelta y se besaron en la boca. La saliva y la mucosidad de su resfriado se unieron en sus labios. Cuando se dio cuenta se apartó ligeramente.- Desnúdate, le susurró ella, yo ahora vengo. Llevaba ya un rato desnudo cuando pensó en sentarse pero por dos motivos no lo hizo, uno porque sentado y desnudo su aspecto era realmente deplorable porque la grasa de la tripa se le amontonaba y dos, porque uno nunca sabe si entre las lianas de los pelos de su ano podría quedar algo que pudiese manchar. Al entrar de nuevo al salón ella dejó un móvil en la mesa, como si acabase de hablar con alguien. - Tendrás que esperar un poquito más. No entendía que pasaba así que se dirigió a ella andando como un vaquero arqueando las piernas. Al oír que llamaban a la puerta se enderezó de golpe. - ¿Quién es?. Ella se dirigió a la puerta y la abrió sin dudar. Un hombretón fornido entró antes de que pudiese ni tan siquiera acercarse a su ropa. - Así que te querías follar a mi mujer ¿eh?. Y luego se rió. La risa no le encajaba en ese contexto así que intento alcanzar sus pantalones para salir de ahí lo antes posible pero un fuerte empellón le mandó al suelo. - ¿A donde vas? y volvió a reirse. - Me voy, perdón, no sabía que su mujer... . El rostro del hombre se desencajaba y encajaba en constantes muecas hasta que se le acercó y le propinó un golpe en el rostro que le hizo perder la consciencia. Al despertar notó como su cabeza le dolía a horrores. Tenía una brecha parcialmente coagulada debajo del párpado izquierdo lo que le impedía abrirlo con normalidad. Estaba atado en una silla de madera de cara a la mujer y al hombre que cenaban tranquilamente viendo la televisión. Una mordaza le impedía hablar así que giraba el cuello y lanzaba sonidos guturales, pero con esos esfuerzos solo consiguió que la cabeza la doliese más. - ¿Quieres algo de postre cariño?, le dijo la mujer al hombre. -Ya sabes lo que quiero. El hombre se le acercó y se puso de rodillas entre sus muslos, le cogió el pene con la mano y se lo introdujo en su boca. El miedo estaba a punto de reventar de sus ojos como un grano, pero al final reventó su polla dejando un hilo de semen en la boca del hombre. - Te toca, gritó de manera enérgica, mientras se sentaba en el sofá. No la vio venir, pero la mujer se le acercó por detrás. Oyó un ruido seco y a continuación un dolor palpitante en el omóplato. Notó como la sangre resbalaba por su piel hasta precipitarse a una lona de plástico que habían puesto debajo de la silla. Oía también el crujir de los huesos tras cada cuchillada. Después de unos segundos solo era capaz de oír  tendones cortados, la carne siendo atravesada y el sonido metálico de una bragueta que se deslizaba. 

22/10/11

Senderismo emocional.

Desconfía de los cuerpos que proyectan sombra, pero sobre todo de aquellos que las iluminan para que no las distingas.

Funerales

Las emociones envejecen a distinto ritmo que las células, pero tienen en común que al crecer ya se están muriendo.

Textos breves para abrevaderos

El amor le hacía el boca a boca cada tres segundos para luego apretarle el pecho con fuerza. Poco a poco su ritmo cardíaco se fue recuperando y dejó atrás esa vida inerte e intuitiva que había mantenido hasta ese momento. Se despertó dichoso y feliz, pero al mirar la habitación se encontró una vez más solo.

Tenía la sonrisa más bonita que había visto en su vida, los dientes limpios y perfectamente ordenados, los labios dulces y finos, las manos pálidas y pequeñas, y por lo que gritaba debía tener también poca tolerancia al dolor.

Su vieja le estorbaba en el camino de no ser nadie, levantarse, comer, tirarse un pedo y de nuevo al catre. Cada día tenía que soportar como le decía que estaba malgastando su vida a cambio de un falso techo y unas lentejas templadas. El día que ella se calló de manera forzada y rígida acabó su camino.

Le susurró algo al oído, debió ser un lindo comentario porque ella se sonrojó y le deslizo una mirada por sus labios. Él hizo caso omiso de esa primera provocación y volvió a la carga con otro comentario suavemente escogido. En esta ocasión ella decidió empezar por el final mirando al suelo para luego levantar la cabeza y mantenerle la mirada unos escasos segundos, lo suficiente para transmitirle mentalmente que quería que la besara. Una vez más decidió no aceptar esa invitación y se acercó más para que junto con las palabras se deslizase también algo de calor en su oído. Ella suspiró brevemente al notar la nueva temperatura alcanzada y posó su mano sobre el muslo de él pero esta vez mirando al infinito. En ese momento él la cogió delicadamente de la barbilla y le giro el cuello aproximándolo hacia su cara. Ella cerró los ojos instintivamente, entreabrió la boca y esperó.

Tenía tantas ganas de abrazarla que cuando la vio solo le dio dos besos.

11/10/11

90% Cacao

Los periódicos son tan negros estos días que me mancho los dedos de blanco al pasar las páginas. Todo está mal, y con todo me refiero a las pocas cosas que iban bien en otros tiempos, y con otros tiempos no me refiero a ninguna época en especial salvo la que no os ha tocado vivir o a la que vivisteis sin daros cuenta. Dios os ha dado la espalda, sin más motivo que el de crucificar a un hijo suyo cada día. No puedes dejar que haya niños que mueran de hambre y esperar que una divinidad te consiga una chocolatina Crunchy Nuty en tu brunch time. Los telediarios son ábacos de gente vencida por el sistema y de gente que se ha sabido aprovechar obscenamente. La cultura del listo.